CASTROS ASTURES Y HUELLA ROMANA EN SU ENTORNO
Un castro es una antigua población fortificada. El que existió en término de Sejas de Sanabria, en la Majada del Castillo, defendido por una muralla y, en algún sector especialmente vulnerable de su perímetro, por fosos y piedras hincadas, pertenece con toda probabilidad a un asentamiento de antes de los romanos que acaso siguiese aún en pie cuando estos ponen fin a la conquista de Hispania, en el año 19 antes de Cristo. Por entonces habitaba estas tierras del occidente zamorano el pueblo de los astures, que ocupaba un inmenso territorio que se extendía además por los concejos portugueses del Nordeste Transmontano, parte de las provincias de Orense, León y Lugo, y toda Asturias.
Castros vecinos a este de Sejas de Sanabria, posiblemente contemporáneos suyos, fueron El Castillo de Cional, El Castillo de Manzanal de Abajo, excavado entre 1986 y 1988, antes de quedar sumergido en las aguas del embalse de Valparaíso, o El Castro de Fresno de la Carballeda, único señalizado hasta el momento.
En cuanto a la presencia romana en esta zona, se hace patente no tanto en estos castros, sin indicios aparentes de romanización (aún es una incógnita, en este sentido, la época en que se ocupó El Castro de Otero de Centenos, tan distinto a los hasta aquí citados), como en los vestigios dejados por la minería de oro practicada en la cuenca del río Negro, con ejemplos en las llamadas coronas de Los Corralones en Espadañedo y El Castiello de Lanseros, explotaciones y a la vez hábitats mineros de aquella época.
Autor: Jorge Santiago Pardo (Dornillas)